Articulo del Mes de Abril del 2025


    Lectura en el libro Los Sum - Sun Verdi de Carlos Angulo

Jasmil Mendoza León


Hace el tiempo

Cuando el cielo era sólo lágrimas

un esbozo vegetal elevaba sus extremos suplicantes

un vaho caluroso brotaba de la tierra

Aglomeraciones monocromas presagiaban las edades

 

Cuando aún el ser era huevo primigenio

ya había en el espacio vibraciones y locuras

Una mínima sombra contorneándose

buscaba aparejarse a otro hálito para el roce

Las cortezas por nacer se erizaban

al contacto premonitorio de extrañas sensaciones

El asombro atormentaba sin piedad con sus ardores

 

Era el momento de Amor nacienco

Con Él la vida y todas las futuras soledades

J.M.L

(Cuando el cielo era sólo lágrimas. Desbroce. Maturín, 1982)


Primera aproximación

En el principio todo fue sensación, luego emergió la necesidad de encontrar explicaciones para acceder urgentemente a la comprensión llevándonos al error original. Las conclusiones nos empujaron hacia derroteros ignorados, hacia el abismo de desconocernos los mismos e iguales.

Esta obra de Carlos Angulo, en sus partes y en su todo, es un poema extenso y extremo, un mosaico como crónica de los procesos del sentir humano; cual cuenta de sus aciertos e incertidumbre y una visualización de lo que por anhelo y esperanza denominamos mundo; esa entidad que nos queda después de tanto no vivir, aunque es la perspectiva de la reivindicación como especie; la revelación o la develación de una corporeidad en un espacio o territorio tangible para alcanzar el ser concreto y libre en la totalidad; es decir, la Utopía.

Y la Utopía no es el paraíso, pero es lo ansiado cuando la sensibilidad, las aspiraciones y la evidencia del ser nos acercan a las certezas.

A ese destino arribaremos con la convicción que da la reflexión, con la mirada indagante en el transcurrir, en el tránsito, en la visión poética y filosófica del yo individual y colectivo, en la experiencia del compromiso vital, planteándola como referente en la construcción de un expreso programa de vida y convivencia.

Los Sum-Sun Verdi no pretende ser la historia (es mi lectura) pero la contiene en su corpus; es en tal caso, la suma de los yerros y los fracasos de los seres que somos, mas no la derrota.

La existencia y la ambición de alcanzar el ideal de permanecer y trascender viene de los orígenes: cómo aparecimos, cómo fuimos, cómo somos, cómo deseamos ser, con cuál luz, con qué entendimiento, con cuáles instrumentos, qué senderos, hasta dónde alcanzaremos en el andar. Las respuestas no están en lo realizado sino en un más acá o en un más adelante de lo soñado.

Carlos Angulo caracteriza, sistematiza, filosofa y convierte en poema, en visión cuasi apocalíptica, la tumultuosa derrota de las civilizaciones, entre comillas, realizando un boceto, más bien un bosquejo sugerente, en la entrelínea, del sueño a concretar, con los elementos de la experiencia propia y de las marcas que carga el colectivo desde la memoria originaria, con lo cual pone en nuestras manos un registro antiguo y actual, un camino a seguir, una meta irrenunciable, el sosiego futuro.

Y todo está allí, en los códigos traspapelados en la memoria de la arcanía, en los avisos y advertencias del referente mítico.

Esta lectura en los Sum-Sun Verdi me acarrea un sinfín de interrogantes, y aún dudas racionales: ¿Es una metáfora, una hipótesis en el sentido de aspiración y deseos, una explicación desde lo que nos toca como especie desde lo perdido, desde la inconformidad o la frustración, una elevación del nosotros individual y masivo, una iluminación en la ensoñación? ¿O es una indagación válida para el diseño de una humanidad deslastrada del error, del egoísmo, de la devastación producida por la terquedad del desconocimiento y la ignorancia?

¿En qué momento perdimos o cortamos el cordón genésico de la pertenencia, la relación con la naturaleza en la que somos actuantes e interdependientes? ¿Hacia dónde vamos?

La revelación y la evidencia están en esta obra: Tal es el origen, tal es el destino; la energía y nosotros, la luz, la tierra, el agua, nuestra orgánica y nuestro pensar y lo que se nos opone y lo que se nos impone como fatalidad para convencernos en la obediencia de un destino manifiesto.

Todo ese contenido, trasmutado en lenguaje con lirismo auténtico; ese ejercicio de pensamiento y comprobación con el cual Carlos Angulo arriba con extraordinaria certitud.

Aún con la lectura detenida y consciente, no tengo respuestas a tantas interrogaciones, pero ¿es este el objetivo del autor?

Estas reflexiones de urgencia, tal vez acertadas, erradas o exageradas sobre Los Sum-Sun Verdi, me obligan a continuar leyendo en busca de corroborar posibilidades de otra humanidad más apropiada de sí. El mundo, la entidad que somos hasta ahora ha sido un fracaso devastador, nosotros personalizamos el error, pero también la reparación en la confusión, el rescate y la reconstitución. Es la coordenada del anhelo utópico. Es dentro de ese nosotros donde podremos alcanzarlo.

Ante la estrujante realidad, está la ficción restauradora, ante la acción depredadora, ante la devastación capitalista, se yergue la voluntad liberadora, ante el genocidio, está la consecución de la paz y la armonía, y para esa paz, volver al reconocimiento de la urgente reconciliación del colectivo humano; la vuelta a la conciliación entre iguales con que nos dotó el origen; volver a los ámbitos de los sentidos y el sentir para ser otra vez, para volver a ser. Desdibujar el mapa impuesto y replantearlo libre de la individualización, la dominación, la opresión, la explotación, el odio y restaurar el prójimo borrado o pospuesto, reingresar al multiverso interior para entendernos como verdad.

Es el recordatorio que nos presenta, ante la manipulación y la ceguera, esta obra de Carlos Angulo con quien he compartido escritos, sueños y penas, a quien he leído con sinceridad y lealtad en casi toda su extensa labor de escritor y poeta por alrededor de cuarenta años de amistad, hermandad y complicidad.


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